lunes, 30 de julio de 2012

cosas

Hace varios días que algo –una angustia que le viene desde las tripas- no lo deja ver una película. Sube a la terraza y siempre encuentra otra cosa para hacer. Así se pasa las noches postergando las películas, regando las plantas, preparándose un té tras otro, bañándose, fumando, leyendo revistas y hasta ordenando la casa.
Esta noche, que se propuso ver sí o sí una película, la proyección duró poco. Es que se aburrió a los quince minutos y prefirió escuchar unos tangos con los ojos cerrados, acostado en la terraza, bien abrigado, sabiendo que detrás de los párpados las estrellas celosas lo mirarán quedarse quieto y solo.

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