lunes, 23 de mayo de 2011

cuclillas

Cinco horas después Arthur sigue en la misma posición. Está en cuclillas, con una mano sobre su muslo izquierdo y la otra rozando el control remoto, que fue serenamente recostado en el colchón al lado de los cinco dedos del su pié derecho que se hunden en la sábana sucia y arrugada, mientras el talón flota en el aire a unos cinco o seis centímetros de altura. Por lo que del cuello al colchón hay un brazo derecho de distancia. Los títulos suben por la pared blanca, un campo de fondo, y Arthur todavía no piensa en todo lo que le va a doler la cintura, las rodillas, cada articulación, el cuerpo entero.
Habrá muchas historias de la misma historia, narradas desde dos o miles de hombres que nacieron el mismo día. Sean De Niro, Depardieu o cualquier otro que sea realmente italiano.
Muchas cosas fueron las que hicieron que Arthur se quedara quieto, estático a pesar de lo incómodo de su postura, del té enfriándose a un costado, del desperdicio de todo un colchón para alguien petrificado en cuclillas en el medio. Tal vez hayan sido las buenas actuaciones o la calidez de la música, pero quien pueda ver las imágenes que pasan dentro de su cabeza se daría cuenta que lo que más le llamó la atención de la película de Bertolucci fue lo iguales que son Dominique Sanda y Paula Chaves. Una en el rodaje de Novecento en 1976 y la otra en Bailando por un sueño, en el 2010. O tal vez lo que lo paralizó fue que hace no mucho vio otra película que lo tenía a Gerard Depardieu como protagonista: Mammoth. Pero lo que llamó la atención en Arthur no fue ver dos películas en las que Depardieu es protagonista, sino que en ambas, con una diferencia de treinta y tres años, hay una escena en la que a éste lo masturban en una cama de dos plazas (y no recuerda si en alguna el famoso actor francés logra eyacular).
Arthur quieto. Quizás todos equivocados y él pensando en la historia de Italia, en el fascismo y el comunismo. En toda la gente que luchó por sus ideales. En todos los muertos que quedaron en el camino. En el amor y en el baile. En algo que perdura desde los años más remotos a los que se remonta el film, que sigue aún después de filmada y estrenada la película y continúa durante las cinco horas en que él la ve: el patrón está vivo.

1 comentario:

  1. Recién terminé de ver la película y busqué en Google "Paula Chaves y Dominique Sanda" para ver cuántos más nos quedamos sorprendidos con el parecido. Este blog fue la única página con sentido sobre el tema... y como me entretuve leyendo otras entradas que me gustaron, no podía hacer menos que comentarlo. Seguramente seamos muchos más los que lo notamos, pero de momento no lo sé. Que siga así el blog!

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