jueves, 2 de junio de 2011

vómito

Arthur está contento. Sabe que hoy hay continuado y eso incrementa su buen humor. Se levantó cerca del mediodía, igual de nervioso que cuando se acostó; como cuando te acostás sabiendo que al otro día jugás la final en el colegio o te ves por primera vez solos con Anabela o rendís el último final de la carrera o simplemente sabés que al otro día hay continuado de Tarantino. Pasaba lo último y Arthur tenía que hacer tiempo hasta las ocho. Una eternidad. Entonces se puso a cocinar. Cuando Arthur cocinaba era porque creía que iba a caerle Anabela de sorpresa o porque estaba con tiempo y hacía comidas para tener por un largo período. Iba a comprar y se quedaba horas y horas en la cocina, haciendo muchas comidas al mismo tiempo. Cocinar lo divertía pero sólo si era de esta forma, nada de platos rápidos o insulsos. Para eso se hacía un té y bastaba. Pero como en el mundo de Arthur nada es color de rosa, a medida que la tarde iba pasando, lejos de incrementar su felicidad por vivir todas cosas lindas que le sucedían, se ponía más angustiado, reflexivo, aunque sin llegar a estar mal. Al fin y al cabo después de esa tarde llegaría el continuado. Lo que pasó fue que mientras cocinaba pensaba en qué lindo ver el continuado con Anabela, la llamaba y ésta le decía que no podía porque tenía que ir a la facultad. O, estaría bueno que Timmy venga a ver las pelis, pero llamaba al laboratorio de su nuevo amigo y nadie contestaba. Llegó a bajar al almacén a preguntarle a Gladis si quería subir a la terraza, pero ese día estaba en el negocio su hijo, Gladis estaba enferma y no había ido a trabajar.A las ocho Arthur estaba borracho y, según sus suposiciones, empachado de maní japonés. Fue a la terraza, comenzó a ver cómo la cámara seguía a Jackie Brown de perfil hasta el fin del mundo y vomitó todo, hasta los órganos. Arthur bajó a seguir vomitando en el inodoro, usándolo luego de almohada, mientras en la terraza la música seguía: Jackie, inmutada, seria, con la certeza de que nada podría salir mal, seguía su adorable vida. (Soñando, o tal vez cuando se levantó al rato de haber bajado y volvió un instante a la terraza, Arthur vio una de las escenas más intensas y significativas que haya dado el cine mundial: Robert De Niro asesinado en una Volkswagen Kombi. Pero cuando despertó, a la mañana siguiente, acostado en el baño, esa imagen había desaparecido de su cabeza).

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