Una vez Arthur pensó en filmar una película. Estaba todo planeado. Llamó al que pensó que sería el actor indicado pero éste le dijo que no le interesaba; aunque le pasó algunos contactos que sí podrían estar interesados.Y así con muchos actores. Carnaghi, Alterio, Brandoni, Luppi, Alcón. Todos le dijeron que no. O ni le contestaron. De casualidad Gastón Pauls se enteró y se puso a disposición del director, pero Arthur le dijo que no era el tipo de actor que estaba buscando. Entonces nunca filmó nada.
Ahora ve El atracón o L’abbuffata mientras se toma por primera vez una cerveza negra. Y le da risa. Todo le da risa. Los tres amigos, la hermana de uno y novia del otro, el cine casero, los personajes del pueblo, el director frustrado. Todo le da risa menos una cosa: al final aparece Gerard Depardieu. Y eso es cosa seria. A pesar de la agradable escena de la fiesta, a Arthur le angustia ver a Depardieu porque se acuerda que el único que le dijo que sí a él fue Gastón Pauls, y la comparación deprime. Se pregunta sobre si esta analogía podría representar, en otras dimensiones, la relación entre el cine italiano y el argentino. Y en su cabeza comienza a imaginarse paralelismos exóticos: Mimmo Calopresti-Santiago Loza. Diamante-Las Toninas. Depardieu-Pauls. La avioneta de la que baja Depardieu-La avioneta de No habrá más penas ni olvido. Arthur cuarentón-Tres jóvenes italianos del siglo veintiuno.
Entre tanto alcohol y pensamiento, Arthur se queda dormido en el frío de la noche, en el colchón de la terraza.
Ahora ve El atracón o L’abbuffata mientras se toma por primera vez una cerveza negra. Y le da risa. Todo le da risa. Los tres amigos, la hermana de uno y novia del otro, el cine casero, los personajes del pueblo, el director frustrado. Todo le da risa menos una cosa: al final aparece Gerard Depardieu. Y eso es cosa seria. A pesar de la agradable escena de la fiesta, a Arthur le angustia ver a Depardieu porque se acuerda que el único que le dijo que sí a él fue Gastón Pauls, y la comparación deprime. Se pregunta sobre si esta analogía podría representar, en otras dimensiones, la relación entre el cine italiano y el argentino. Y en su cabeza comienza a imaginarse paralelismos exóticos: Mimmo Calopresti-Santiago Loza. Diamante-Las Toninas. Depardieu-Pauls. La avioneta de la que baja Depardieu-La avioneta de No habrá más penas ni olvido. Arthur cuarentón-Tres jóvenes italianos del siglo veintiuno.
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