lunes, 28 de mayo de 2012

una buena decisión

Un misterioso cansancio lo domina. Pone una película pero antes de encender el proyector, después de cabecear un par de veces, se queda dormido. Ella lo conoce y deciden escapar juntos. La noche es tranquila. Hay un ruido monótono, debe ser de una fábrica o de los semáforos que cambian de color constantemente. Agarran un auto y se van por la ruta. Hace un poco de frío, aunque no demasiado. Lo que pasa es que Arthur tiene guardada  la ropa de invierno en un placar y todavía sigue saliendo a la terraza en remera. Corre una briza que le hace cruzar los brazos, y la cabeza comienza a inclinársele hacia la izquierda. Alguien los persigue. Arthur se despierta. En el sueño le contaba a una mujer, que ahora no duda de que era Anabella, una película. Pero no recuerda de qué película se trataba. Y la palabra “persigue” sigue flotando en el aire. Logra escucharse a sí mismo en diferido. Lo extraño es que se entera de que dijo esa palabra después de haberla dicho. Y se da cuenta de que hablaba dormido y que su propia voz lo despertó.
Está sentado en el colchón de  la terraza y duda: no sabe si ver o no una película. Tiene ganas de ducharse con agua caliente, tomarse un té, poner algún disco de la orquesta de Troilo y meterse en la cama. Y sólo con imaginarse haciendo esas cosas se convence y saca la película y va para adentro. Pero mientras baja por las escaleras prefiere cambiar el orden de acción y va a la cocina a prepararse un té. Mientras el agua se calienta encuentra, al abrir alguna de las puertas de la alacena, entre los paquetes de fideos y las galletas de arroz, un sobre con un DVD. El sobre dice: Invasión de Hugo Santiago. Arthur se imagina muchas cosas, entre ellas que se trata de la última película de Scorsese mal escrita, que un Hugo Santiago gigante y extraterrestre llegará a destruir el mundo, que la ciudad es invadida por unos pilotos para lluvia de una nueva marca llamada Hugo Santiago, que alguien inventa un país más para jugar al T.E.G., que una plaga en el planeta extermina los apellidos, etcétera. Entonces desecha la idea de la ducha y la cama, se olvida del cansancio que tenía y decide, curioso, ver la película.

1 comentario:

  1. Sin dudas, buen tipo Arthut Gómez, precavido ante todo. Tomaré la recomendación de visitar al doctor, tal vez sea lo que necesito

    ResponderEliminar